Las decisiones constituyen un suceso reiterado en
nuestra vida cotidiana. Cualquier acción que se desarrolle en una organización,
grupos de personas e incluso individualmente, requiere de una decisión previa
con independencia del grado de conciencia que se tenga de esto. La toma de
decisiones es un proceso inherente a cualquier ser racional que se produce
necesariamente en situaciones problemáticas y/o de elección.
A priori pudiéramos plantear que decidir es
seleccionar qué hacer, contando con una serie de opciones y teniendo en cuenta
determinados factores, como por ejemplo: importancia, factibilidad, etc.
Las decisiones revisten gran importancia, tanto en
nuestra vida personal como profesional, pues cada individuo no puede verse como
algo totalmente independiente a lo demás, ni en el marco de la familia, círculo
de amistades y, menos, dentro de las organizaciones que cada día se tornan más
interdependientes y complejas.
Asimismo, cuando se desarrolla la evaluación de
opciones o soluciones potenciales, deberán valorarse cuidadosamente, los
parámetros, criterios, etc. Que han de tenerse en cuenta para la elección de la
posible solución. No debemos pasar por alto los requisitos mínimos que pudieran
constituir premisas indispensables para una buena decisión. Por ejemplo:
·
Contar con la información
necesaria, tanto en las estadísticas como en hechos que puedan constituirse en
pruebas de apoyo.
·
Experiencia y conocimiento sobre
el problema de las personas involucradas en su solución.
·
Necesidad y deseo de cambiar,
etc.
Las decisiones en términos de dirección pueden
dividirse en dos grupos:
1. Estandarizadas.
2. No estandarizadas.
Las del primer grupo son aquellas en las que al
presentarse una situación ya se sabe lo que hay que hacer y se actúa de acuerdo
con lo establecido. Las del segundo grupo corresponden, por lo general, a
problemas nuevos, de diferentes naturaleza y variabilidad que no permiten la
sistematización y uniformidad de sus soluciones. En este tipo de decisiones nos
interesaremos en lo adelante.
Enfocándonos en la búsqueda de efectividad en las
decisiones no estandarizadas, podemos analizar en ellas dos dimensiones:
·
Calidad.
·
Aceptación.
La prioridad de estas dimensiones puede depender de
las características del problema que se nos presente:
·
Los problemas que requieren
decisiones de alta calidad y baja aceptación.
·
Los que requieren decisiones de
baja calidad y alta aceptación.
·
Los que requieren decisiones de
alta calidad y alta aceptación.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su Comentario