En la supervisión educativa
es imposible no dejar de tocar el tema de las relaciones humanas, porque de
estas depende el éxito de la misma y del proceso enseñanza-aprendizaje.
Es imposible dejar de tocar
el tema de las relaciones humanas en la supervisión educativa, ya que estas
relaciones, de acuerdo con Nérici (1975), son el éxito de la supervisión, por
considerar que manteniendo unas buenas relaciones humanas entre el supervisor/a
y el personal, el proceso enseñanza y aprendizaje podrá ser mucho más exitoso,
sabiendo que las relaciones humanas se basan, principalmente, en el respeto y
la consideración por el prójimo. Éstas no deben ser un medio para engañar, sino
para expresar todo nuestro respeto por lo que no deben practicarse con
hipocresía sino con sinceridad, y con el propósito de lograr un mejor
entendimiento con todos los demás.
Ezpeleta (2003), en un
análisis y discusión de la supervisión, considera que “esta es elemento clave
en el funcionamiento institucional de los planteles y que por lo tanto,
necesita cambiar y este cambio debe encaminarla al apoyo de las actividades
sustantivas de la escuela, la enseñanza y el aprendizaje y, como instancia
administrativa intermedia, para articular, desde ella, una serie de cambios en
la gestión escolar.
Modalidades psicológicas
Por todo lo anteriormente
expuesto, es fundamental que el supervisor/a mantenga relaciones satisfactorias
con las personas con quienes tiene que trabajar, por lo que Smith (1981)
considera que: Todas las personas son iguales en muchos aspectos: tienen
facultades intelectuales, aprenden, recuerdan y formulan juicios; tienen
sentidos que les permiten ver, oír, tocar, oler y gustar; tienen emociones como
amor, odio, cólera, temor y alegría; en pocas palabras, todas son humanas.
También destaca el autor, que cada persona es única y diferente de cualquier
otro individuo (p.79), por lo que la parte medular que deberá tomar en cuenta
el supervisor/a es que sí existen normativas, reglamentos, anuales, otros que
hay que cumplir pero en un momento muy significativo, debe prevalecer el factor
humano, de acuerdo con Nérici (1975), quien cita las cuatro modalidades
psicológicas de William J. Reilly, que él considera importantes en las
relaciones humanas, éstas son:
1. Espíritu cerrado: Una
persona tiene el espíritu cerrado con relación a otra cuando se pone en contra
de lo que ésta dice o pide, o ni siquiera presta atención a ella.
2. Espíritu abierto: Una
persona posee el espíritu abierto con relación a otra cuando escucha lo que
ésta le dice, pero exige pruebas para convencerse con respeto a lo que se le ha
dicho o pedido.
3. Espíritu de confianza:
Una persona tiene espíritu de confianza con relación a otra cuando asume una
actitud de aceptación de cooperación, de buena voluntad para con ella, pero
quiere el “por qué” o el motivo que tiene que ser fundado, de lo que se le ha
dicho o pedido.
4. Espíritu de fe: Una persona tiene espíritu
de fe con relación a otra cuando acepta o hace todo lo que ésta le dice o
solicita sin pedir explicaciones. No critica ni exige pruebas. Cree en la otra
persona.
Nérici (1975) aclara que
para abrir un espíritu, es preciso Comprenderlo y ayudarlo a tener razón, a fin
de que pueda creer en lo que tengamos que decirles! así también demostrar
empatía para comprender las razones que los elevan a pensar de esa forma, por
lo que el autor pondera las tres situaciones que se pueden presentar en una
disputa, de acuerdo con Reilly:
a) Tenemos razón de no alardear de nuestros
argumentos, ayudar a la parte a tener razón, razonando con ellos lógicamente:
Reconocer que el opositor pueda tener razón abre la mente! llevándolo a razonar
lógicamente con nosotros y a reconocer sus posibles errores.
b) Tenemos una parte de razón: Admitir que
podemos estar equivocados.
1. Si expresamos nuestro punto de vista
admitiendo que estamos equivocados, habrá posibilidades de que nos escuchen sin
una actitud de oposición, si lo hacemos en forma arrogante, es claro que el
espíritu del opositor se cerrará aún más.
2. Si admitimos que la otra parte está
en lo cierto, el diálogo podrá conducir a que acepte el hecho de que tenemos
razón.
3. Da buenos resultados aceptar las
sugerencias de la otra parte, para que ésta reciba las nuestras.
4. Cuando alguien esté equivocado, dará
más resultado buscar en él lo que pueda estar acertado que señalar lo que es
erróneo.
c) No tenemos razón: Evitar encolerizarnos
con la persona con quien discutamos sin tener razón: El mejor camino es
reconocer el error, sin tergiversaciones.
Para ganarla confianza:
a) Piense en los intereses del prójimo.
b) Elija el momento oportuno para
presentar pruebas.
c) Ofrezca al otro una exposición completa
del caso.
d) Piense bien y sea conciso y directo.
e) No haga, bajo el efecto del entusiasmo,
promesas que sean difíciles de cumplir.
f) Evite las actitudes de controversia,
pues siempre que vencemos a alguien en una discusión ganamos un enemigo.
Para inspirar la fe: al
cultivar bien la confianza, presentamos pruebas de lo que se dice o de lo que
se hace aunque no nos lo soliciten, ella se convertirá en fe y lograremos el
grado más alto en las relaciones humanas.
Supervisor/a + relaciones
humanas
Aguilar (1994) y Nérici
(1975) coinciden cuando señalan que el supervisor/a deberá ser una persona
cordial y con cierta capacidad de liderazgo y relaciones sociales, por lo
tanto, un supervisor/a que no tenga cualidades innatas para las relaciones
humanas, tendrá serias dificultades para desarrollar adecuadamente su labor. El
desarrollo de las habilidades comunicativas, el ejercicio de destrezas técnicas
en “escucha activa” y el desarrollo de la capacidad de “empatía”, ayudan y
pueden mejorar notablemente las deficiencias personales sobre este aspecto en
particular.
El supervisor/a, dentro de
su formación, deberá adquirir un buen desarrollo de la comunicación que
facilite el diálogo entre los distintos actores del proceso supervisivo,
privilegiando la participación ciudadana en la democracia.
Es decir, que promueva la
esperanza, el pluralismo, la solidaridad, el amor y la confianza en si mismo y
en los demás. De esta manera, asume su responsabilidad ante la sociedad,
promueve el equilibrio ambiental, la sanidad y seguridad de la vida en todas
sus expresiones (SEE, 1996).
Función de los recursos
humanos
Casado (2000) señala la
necesidad de redefinir y fortalecer la función de Recursos Humanos,
considerando que será necesario que la función de recursos humanos diseñe y
desarrolle programas que ayuden tanto a la planilla como a los ejecutivos a
vencer las nuevas dificultades y a estar preparados para este cambio de modelo.
Considera él que el perfil de los Recursos Humanos necesarios, responderá a
nuevas formas y acuerdos organizativos, por lo que requerirá profesionales más
flexibles, dinámicos y responsables, que maximicen el desempeño y medir más y
con más exactitud el proceso que será
parte fundamental de lo que deberá conocer y dominar el gerente y/o
supervisor/a (p. 80); por lo que los supervisores/as deberán ser capaces de
tratar con personas, una a una, así como cuando hay participación de grupos.
Deberán comunicar, dirigir, resolver conflictos, crear la armonía, obtener
consenso y desarrollar un espíritu de equipo entre los empleados.
Al fortalecer la formación
intelectual, social y afectiva de un/a docente, se recomienda utilizar
diferentes técnicas de acompañamiento que resaltarán el valor del respeto a la
individualidad, la cual es una de las funciones que demanda mucho tiempo para
cultivar las relaciones con otras personas, como clientes, proveedores,
subordinados, supervisores/as e iguales.
Todo lo anterior evidencia
que las habilidades para el buen desarrollo de unas relaciones humanas,
desempeñan una función vital en la facilitación del trabajo en equipo y, son en
especial valiosas para supervisar empleados con diferentes antecedentes
culturales (Bounds y Woods, 1 999, p. 12)
Smith (1981) presenta las
características básicas de la conducta humana. Estas son:
supervisión
Gráfico No. 3. Características de la Conducta
Humana
• Naturaleza original
(características innatas o hereditarias): Estructura corporal, color de la
piel, color del cabello, color de los ojos, ser atractivo o no, inteligencia,
actitudes, otras).
• Medio cultural: Cada
persona adquiere en este medio, experiencias que son únicas para ella (cuidados
físicos, oportunidades educativas, desarrollo emocional, formación de
actitudes, otras).
Estos factores (herencia,
medio, experiencia) determinan la formación y la conducta humana, actúan
recíprocamente, se afectan y son afectados entre sí. Smith (1981) considera que
la naturaleza original del individuo está sujeta al medio y a las experiencias,
y a la interacción de los mismos acaba formando un ser social, es decir, la
persona, la personalidad del individuo: la naturaleza original de cada
individuo, sus experiencias y el medio, y la interacción de los mismos son
distintos, lo que hace que cada persona sea distinta (p.79).
Tomado del libro
¡Supervisores a la Carga!
De la Maestra Ruth Pérez
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